viernes, 6 de noviembre de 2009

Muchacha con aro de perla.


En mi vida existen una serie de eventos u objetos cuyo peso es tal, que el espacio tiempo de mi existencia se curva alrededor de ellos; el resultado de esto es que dichos objetos atraen hacia sí un número cada vez mayor de experiencias vitales, las que a la vez que aumentan la influencia del objeto, enriquecen con sus nuevos significados la trama de mi realidad y le suman momentum a mi esencia, impulsándola a seguir girando en la brillante espiral ascendente de la Vida. Mi universo se crea así, renovándose y reestructurándose permanentemente alrededor de tales entes. La mayoría de ellos son tan importantes y tan íntimos para mí que el mero hecho de intentar siquiera escribir al respecto resulta abrumador. Me ha costado una hora por lo menos escribir este párrafo.
Entonces, simplifiquemos. Para que todo esto sea más fácil de entender, y de compartir, observen este cuadro, Muchacha con aro de perla (título original, Het Meisje met de Parel, en holandés). Autor, Johannes Vermeer, hacia 1665.
Una persona que visitó mi casa no hace mucho tiempo, en la segunda o tercera visita que me hizo, me dijo "Oye, tú parece que tienes una obsesión con este cuadro, ¿no?". Qué poco elegante manera de hacerme notar que sí, que este cuadro es uno de mis objetos.
Es posible que lo haya visto antes, pero en diciembre del '92 fue cuando realmente este cuadro empezó a formar parte de mi mitología personal. Era la ilustración de la portada del Diario de Ana Frank (edición de bolsillo de P&J) que mis tíos me regalaron cuando yo tenía doce años. Gracias a la amorosa dedicatoria fechada que me escribieron en la contraportada es que sé cuándo. Leí el libro muchísimas veces durante mi preadolescencia; es verdad que yo no era una chica judía encerrada en un "anexo" durante la Segunda Guerra Mundial, pero de todas maneras llegué a identificarme bastante con ella. La primera vez que lo leí, y me encontré en el epílogo con que Ana Frank había muerto en un campo de concentración dos meses antes de la liberación de Holanda, se me escaparon un par de ardientes lágrimas. Ya sé que hay toda una discusión al respecto de la autenticidad del Diario, pero que yo sepa hasta el momento se considera auténtico. Durante mucho tiempo, para mí Ana Frank tuvo el rostro de la Muchacha con aro de perla. Es posible que hasta este blog sea una especie de Diario en honor a Ana Frank, que escribía para expresarse dentro de su encierro. Mis muros son de otra especie, pero están ahí igual. Y la expresión de la Muchacha con aro de perla podría igualmente ser la mía.
Leí el libro del mismo nombre que escribió Tracy Chevalier (publicado en 1999) el año pasado, en verano. Estábamos pasando con mis padres una semana de vacaciones en Viña, y el primer día no hallamos nada mejor que irnos a meter a la Feria del Libro que justo partía allá ese mismo día. Craso error. Salimos de allí con por lo menos 10 libros mi viejo y yo (mi amá se llevó 4 ó 5, y mi hermano no estaba). Entre esos 10 libros estaba el de Tracy Chevalier, en una edición de bolsillo barata (de Punto de Lectura). Creo que no fuimos a la playa ni un día. Nos quedamos en el departamento leyendo casi toda la semana, los tres, cada uno con sus libros. Aunque puede parecer fome, la verdad es que disfruté mucho esas vacaciones con mis padres, compartiendo con ellos el placer de invertir el tiempo libre ganado durante el trabajo del año en leer y comentar las lecturas. Y fue emocionante leer La joven de la perla por primera vez entonces. Tenía susto de que no llenara mis expectativas, pero como suele sucederme, el miedo demostró ser absurdamente infundado. Me fundí leyendo el libro, totalmente absorta, viviéndolo entero en una noche de esas vacaciones, a la luz escasa de la lamparita del velador, lo que le añadió un encanto que no puedo describir. El libro y el momento en que lo leí se conjugaron para construir toda una hermosa historia alrededor de mi cuadro. Más material para mi mitología personal.
Hay además una película basada en el libro, del '03, también del mismo nombre. No la fui a ver al cine, no sé por qué. Pero un día, no me acuerdo hace cuánto tiempo, estaba haciendo zapping en el cable cuando aterricé de lleno en unas imágenes que, en dos segundos, elicitaron una sensación de dejá vu que me hizo dar un bote y quedarme pegada, expectante, mirando la pantalla... Sí es, maldita sea, sí es! Y era, claro. Cómo no, si la verdad es que ver la película es como ver los absorbentes cuadros de Vermeer, pero en movimiento: la luz, los colores, los personajes, los escenarios. El soundtrack fue un nuevo elemento a añadir al hechizo del cuadro. Y los actores están magistrales. Scarlett Johansson merece todo mi respeto como actriz desde que vi esta película; Colin Firth hizo que se me cayera la baba; y Cillian Murphy... Bueno, Cillian Murphy es tan arrebatadoramente guapo que casi entiendo a Griet yéndose con él. Obviamente ver una película no es lo mismo que leer un libro; pero en este caso, recomiendo ambas opciones. Cada una de las dos le entrega algo distinto a la historia. No se las pierdan.
Hace unos cuatro años fui a Holanda de nuevo, a Amsterdam; ya había ido una vez cuando pequeña, a los 3 años de edad, con mis padres y hermano. Apenas recuerdo esa primera visita, pero ello incluso puede contribuir a explicar la ya conocida sensación de dejá vu que me sirve como marcador de la conexión con alguno de los preciados objetos que menciono en el primer párrafo de esta entrada, y de éste en particular... Pero de mi segunda (y tercera) visita sí tengo recuerdos, y de los mejores. Creo que Amsterdam, además de ser una ciudad entretenida, es muy hermosa. Claro que no es Delft (la ciudad donde vivía Vermeer). Pero para mí, que estuve sólo de paso en Amsterdam y que sólo tengo de Delft los cuadros de Vermeer, se le parece. Los canales, la luz, el frío; la sensación de estar en un lugar nuevo pero familiar al mismo tiempo. Todo ello está amarrado a mi experiencia de este cuadro. Claro que quise verlo cuando estuve allá; pero la Muchacha con aro de perla está en La Haya, no en Amsterdam, por lo que aún tengo una gran tarea pendiente. Sí fui al Rijksmseum, donde está otro famoso cuadro de Vermeer, Criada con cántaro de leche (hacia 1658-60). Pero no es lo mismo; no, no es lo mismo.
La Muchacha con aro de perla fue restaurada en 1994. La restauración desnudó los reales colores que había bajo el barniz amarillento que la cubría, mostró un pequeño brillo (que antes no se veía) en el ángulo de los labios, y eliminó una mancha blanca que no formaba parte de la pintura original en la zona inferior de la perla. La versión restaurada del cuadro es la que muestro arriba; ahora sí que es perfecto. A la mierda la Mona Lisa. En el libro hay una frase que se refiere al cuadro: Parecía que estaba esperando algo que no creía que fuera a suceder nunca. Yo sé lo que es tener esa mirada; también es la mía. La Muchacha con aro de perla aún me está esperando en el Mauritshuis. Y cuando pueda verla allá, volviéndose hacia mí desde el otro lado, habré cerrado un círculo de mi espiral.


Más sobre Muchacha con aro de perla:

Sitio oficial del cuadro en la página del Mauritshuis
Sitio oficial de la película
El Libro Girl with a Pearl Earring en Wikipedia
Ana Frank en Wikipedia (en español)

jueves, 15 de octubre de 2009

Sonar: Like Suicide.

A pesar de que este blog intenta (pretenciosamente) hablar de arte, entre otras cosas, creo que la mano está algo cargada hacia cierto tipo de arte específico. Siempre he creído que cada uno viene con un canal determinado, más desarrollado que los otros, para conectarse con la realidad en general, y con la dimensión sensible de ésta en particular. En la entrada anterior mencioné que me encanta leer. Es cierto, es una actividad que me absorbe casi completamente. Pero más arrebatador incluso que la literatura, para mí lo es la música. En la música siento que, para mí, la codificación de lo real es mucho más efectiva. Es como si la conexión entre objeto y sujeto fuera mucho más expedita; la música me habla mucho más directamente que otras formas de arte.

Por lo mismo, habitualmente cuido bastante la música que escucho; no suelo prender el equipo sin una intención definida primero. ¿Qué música voy a escuchar ahora? Gran pregunta. Y últimamente, he descubierto el placer de añadir un cierto elemento sorpresa a la respuesta. ¿Cómo? Escuchando la radio. Sí, la Sonar. En verdad que ya había tirado la esponja con las radios... Hasta que escuché ésta. Fue amor a primer oído. Lo que al principio me generó sentimientos encontrados; no sabía si amurrarme por ser tan predecible en mis gustos musicales o si alegrarme por el nuevo tipo de comunión encontrada. Ahora, lo que hago es no cuestionarme al respecto y disfrutar nada más de pertenecer a una generación que ya tiene un dial en la frecuencia modulada (y en Internet). Así que en eso estoy; ahora, cada vez, prendo el equipo con expectación, saboreando por anticipado el momento de mi exclamación de placentera sorpresa: UHHHHHHH, TREMENDO TEMA!!!

¿Por qué otra cosa creen que invado Facebook con enlaces a la Sonar, ah?

Bueno, después de ese disclaimer, continuemos. Ayer en la noche, prendí el equipo y... Oh, diablos. Estaban dando un programa especial... ¡Un especial del Superunknown! Soundgarden, Cornell, grunge... Puta que fui feliz. En serio. Yo tengo el Superunknown y lo puedo escuchar cuando y cuanto se me antoje; y lo escucho bastante, sobre todo últimamente. Me gusta muchísimo. Pero no es eso nada más, no es eso únicamente. Es el hecho de que me lo pongan en la radio, a mí y a todos los demás que la estén escuchando, y saber que hay otros, que somos hartos los que estamos compartiendo en este minuto una sensación similar, que estamos disfrutando el tema que está sonando. Por eso siempre digo que la plata mejor invertida es en un recital; hay pocas cosas más geniales que estar escuchando uno de tus temas favoritos, en vivo, y rebotando y gritando y sudando y vibrando juntos con no sé cuántos miles de personas más, cada uno un mundo pero todos en la misma, pasándolo chancho. Guau. Orgía colectiva. Y bueno... A menor escala, creo que un especial en la radio es algo modestamente parecido; o sea, si te quedaste oyéndolo es porque en verdad te gusta. Como a mí. ¡Salud, hermano!

De compartir es de lo que se trata en este blog. Y ojalá, ésa sería mi intención final, lograr que disfrutemos juntos con lo mismo, aunque sea por un par de minutos. Si no te gusta, al menos lo habré intentado; en eso está mi esperanza. Ayer me quedé picada, porque no pude poner el enlace a este tema mientras estaba sonando en el especial de la Sonar. Se llama Like Suicide. Me gusta mucho este track, me parece que es uno de los grandes olvidados del Superunknown. Es que es tremendo disco en realidad; tiene tantos temas buenos que es difícil elegir unos cuantos para un especial... Por eso, pegué un bote cuando empezó a sonar éste. ¡Lo pusieron, genial, lo pusieron! No pude compartirlo ayer; lo comparto ahora. Escúchalo junto con el Colgado. Y comparte algo con él después.




Heard it from another room
Eyes were waking up just to fall asleep
Love's like suicide
Dazed out in a garden bed
With a broken neck lays my broken gift
Just like suicide
And my last ditch
Was my last brick
Lent to finish her
Finish her
Bit down on the bullet now
I had a taste so sour
I had to think of something sweet
Love's like suicide
Safe outside my gilded cage
With an ounce of pain I wield a ton of rage
Just like suicide
With eyes of blood
And bitter blue
How I feel for you
I feel for you...
She lived like a murder
How she'd fly so sweetly
She lived like a murder but she died
Just like suicide.

lunes, 5 de octubre de 2009

Ernesto Sábato: El artista y el mundo externo.


No le digan a nadie, pero la verdad es que los fines de semana, cuando voy a visitar a mi familia, me transformo en ladrona de libros. En realidad los tomo a título de préstamo, pero vayan a explicarle eso a mi papá, que es el Gran Expoliado. Es una tentación demasiado grande elegir y esconder un par (bueno, ejem, generalmente más de un par) de buenos libros en la cartera a la hora de la siesta, cuando nadie está mirando... He intentado explicarle a papá que, en honor de los genes y la historia compartida, algo como eso no puede ser entendido como un crimen, máxime cuando los libros son devueltos de la misma manera solapada a la semana siguiente. Pero no hay caso, se enoja igual. Creo que, si pudiera, mi papá me llevaría ante el Tribunal de la Santa Inquisición Librera. Lo que no impide que yo continúe con mi culpable actividad. Insisto, la tentación es demasiado grande. Es que, honestamente, dudo que el último círculo del Infierno esté reservado para las hijas que le pelan libros a sus padres, a pesar de lo que el mío quiera hacerme creer. Y además, qué demonios, me encanta leer. Me gusta demasiado. Digo demasiado porque pasa que muchas veces termino prefiriendo los libros al mundo externo... Y eso no es bueno, ¿verdad? La realidad muchas veces supera a la ficción. Y la realidad muchas veces me supera a mí también. Así que los libros son mi fuga favorita. Me entretengo muchísimo leyendo; mi imaginación calenturienta y desbordada en la primera frase empieza a hacer de las suyas y zas, en un segundo se abre el portal interdimensional y entro en un Universo alternativo lleno de justo aquello que más me interesa, justo en el momento en que quiero sumergirme en ello. Insisto, la fuga perfecta. Y, por último, si no me gusta, siempre puedo volver a cruzar el portal de vuelta y cerrar el libro... Cosa no tan fácil de lograr cuando se trata de la realidad.
Le sigo pelando libros a mi papá (Padre, me confieso, Mea Culpa) porque cada página de cada libro es para mí un boarding pass en primera clase. Y adoro los viajes. Quisiera compartir con ustedes un trozo del último que me pegué, leyendo El escritor y sus fantasmas, de Ernesto Sábato. He de decir que la primera vez que leí El túnel quedé totalmente alucinada; yo era una niña, creo que tenía alrededor de 12 años, y en verdad el libro me parecía lleno de una angustia y una maldad que no era capaz de comprender. Ahora sí la comprendo. Nada más leyendo el ¿epígrafe? me acuerdo del Colgado: "...en todo caso, había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío..." Y cuando leí el extracto que ahora les voy a citar, también me acordé de él, pobrecillo, y de este blog y su idea subyacente. El extracto se llama El artista y el mundo externo. Todo el libro está hecho de deliciosas notas como ésta; está buenísimo, estoy fascinada leyéndolo. ¡Y todavía no lo termino! Qué extraña forma de felicidad que es la literatura...
"Uno dice "silla" o "ventana" o "reloj", palabras que designan meros objetos de ese rígido e indiferente mundo que nos rodea, y sin embargo de pronto transmitimos con esas palabras algo misterioso e indefinible, algo que es como una clave, como un patético mensaje de una profunda región de nuestro ser. Decimos "silla" pero no queremos decir "silla", y nos entienden. O por lo menos nos entienden aquellos a quienes está secretamente destinado el mensaje críptico, pasando indemne a través de las multitudes indiferentes u hostiles. Así que ese par de zuecos, esa vela, esa silla, no quieren decir ni esos zuecos, ni esa vela macilenta ni aquella silla de paja, sino yo Van Gogh, Vincent (sobre todo Vincent): mi ansiedad, mi angustia, mi soledad; de modo que son más bien mi autorretrato, la descripción de mis ansiedades más profundas y dolorosas. Sirviéndose de aquellos objetos externos e indiferentes, esos objetos de ese mundo rígido y frío que está fuera de nosotros, que acaso estaba antes de nosotros y que muy probablemente seguirá permaneciendo cuando hayamos muerto, como si esos objetos no fueran más que transitorios y temblorosos puentes (como las palabras para el poeta) para salvar el abismo que se abre entre uno y el universo; como si fueran símbolos de aquello profundo y recóndito que reflejan; indiferentes y objetivos y grises para los que no son capaces de entender la clave, pero cálidos y tensos y llenos de intención secreta para los que la conocen. Porque en realidad esos objetos pintados no son los universos de aquel universo indiferente sino objetos creados por ese ser solitario y desesperado, ansioso de comunicarse, que hace con los objetos lo mismo que el alma realiza con el cuerpo; impregnándolo de sus anhelos y sentimientos, manifestándose a través de sus arrugas, del brillo de sus ojos, de las sonrisas y comisuras de los labios; como un espíritu que trata de manifestarse (desesperadamente) con el cuerpo ajeno, y a veces groseramente ajeno, de una histérica médium".

lunes, 28 de septiembre de 2009

Euphoria Morning: Sunshower.

El lunes pasado, hace justo una semana, empezó la primavera. Como muchas otras cosas en mi vida, parece que es un gusto adquirido. He de admitir que antes no me agradaba mucho; en la más Grinch, tantas flores, tanto verde y tanto amor me resultaban demasiado empalagosos... Pero ahora tengo que reconocer que, después del frío y de los días nublados, se agradecen los rayos de sol. Cada vez el deshielo está más cerca.

En eso estoy. Y qué apropiado. Hace diez años (y una semana) atrás, el 21 de septiembre de 1999, Chris Cornell lanzó su primer disco como solista. Una cosa tal como una Euphoria Morning encaja perfectamente con el ambiente de la recién estrenada primavera, así que obviaré que en el Hemisferio Norte es otoño. Total, nosotros ya pasamos por eso. O vamos para allá, no sé. Pero al menos, no todavía. Para nosotros, here comes the sun. Y la euforia.

Ya sé que pelo demasiado el cable con Cornell, pero es que me encanta, qué le voy a hacer. No entiendo mucho lo nuevo que ha sacado, pero prefiero pensar que el tipo me lleva unos cuantos años de ventaja y que sabe lo que está haciendo. Lo hizo con Soundgarden (uf, y vaya si lo hizo!), con Temple of the Dog, hasta con Audioslave. Claro que todo eso me suena bastante distinto al Cornell solista de hace diez años atrás que tenemos en este disco... Y me da lo mismo. En este disco está él, su voz, sus letras, su música. Y me encanta. ¿Por qué? Mejor me ahorro la explicación; simplemente escuchen el tema que elegí compartir con ustedes hoy: Sunshower. Para variar, la elección estuvo bastante peleada, porque el álbum entero me gusta mucho... Pero finalmente hube de rendirme frente a lo obvio. En rigor estoy haciendo trampa, porque este tema sí aparece en el Euphoria Morning, pero únicamente en la versión japonesa del álbum. Para el resto de los mortales, Sunshower está en el soundtrack de Great Expectations (película del ‘98, dirigida por Alfonso Cuarón, con Ethan Hawke y Gwyneth Paltrow; no se la pierdan). Ahí fue donde yo la escuché. Estaba en la tienda de discos después de haber visto la peli, probando el soundtrack (¿valdrá la pena comprármelo?), y cuando la intro del tema empezó a salir por los audífonos, quedé alucinada. Me fascinó. Cornell me estaba cantando a mí. Otra vez. Y tuve que comprarme el disco. Y tengo ahora que compartir este tema con ustedes. Encaja perfectamente con esta mi primavera personal. Enjoy the sunshower.

http://www.goear.com/listen/117e14a/Sunshower-chris-cornell

Dark as roses and fine as sand
Feel your healing and your sting again
Hear you laughing and my soul is saved
On forgotten graves you cry

Crawl like ivy up my spine
Through my nerves and into my eyes
Cuts like anguish or recollections
Of better days gone by

But it's alright
When you're caught in pain
And you feel the rain come down
It's all right
When you find your way
Then you see it disappear
It's all right
Though your garden's grey
I know all your graces
Someday will flower
In a sweet sunshower

Eyes like oceans so far away
A feather trail to a better way
Worried mornings turn into days
Then into worried nights

But it's alright
When you're all in pain
And you feel the rain come down
Oh, it's alright
When you find your way
Then you see it disappear
It's alright
Though your garden's grey
I know all your graces
Someday will flower
In a sweet sunshower...

I know all your graces
Someday will flower
In a sweet sunshower
And it's all right

All you will be you are today
Are today...


Más sobre esta entrada:

http://www.chriscornell.com (website oficial de Chris Cornell)
http://en.wikipedia.org/wiki/Chris_cornell (Chris Cornell en Wikipedia)
http://en.wikipedia.org/wiki/Euphoria_Morning (Euphoria Morning en Wikipedia)
http://en.wikipedia.org/wiki/Great_Expectations_%281998_film%29 (Great Expectations en Wikipedia)

domingo, 20 de septiembre de 2009

X&Y: Til Kingdom Come.


Coldplay es un grupo que me produce sentimientos encontrados. ¿Me gustan? Sí, claro, pero tengo que estar de humor para escucharlos. El clima que me generan es tan específico, que a menos que realmente tenga ganas de sentirme como ellos me proponen, es mejor que no los ponga. ¿Y qué es lo que me proponen? Al menos en el X&Y, me parece que lo que están haciendo es darme una pala y pedirme que empiece a cavar en el patio de atrás. Es comprensible que me resista, porque terminaré exhumando una serie de cadáveres que ni piensan en empezar a pudrirse; estarán tan hermosos como cuando los enterré allí, y verlos de nuevo intactos va a ser inevitablemente doloroso. Lo peor de todo es que ello no deja de tener su encanto; el aroma a recuerdo idealizado me intoxica y tengo que echarme a seguir escuchando a pesar del mareo nostálgico... Es como una droga, y diablos, acabo de recaer. Hola, mi nombre es Gaby, tengo veintinueve años y me gusta Coldplay.

Supongo que el horror de sorprenderme a mí misma en plena veta masoquista es lo que me hace habitualmente arrancar de Coldplay como de una pistola cargada. Las balas son sus letras, la pólvora es su música... Pero la herida es solamente de uno. Right to the heart. Y sí, duele. Entiendo entonces que algún critico haya dicho que Coldplay es insufrible. Creo que lo que quiso decir fue no lo quiero sufrir, porque probablemente eso es lo que va a pasar. La música de estos tipos te va a coger el corazón y te lo va a apretar despacio con sus dedos melancólicos. A mí por lo menos me pasa. Y cómo no me va a pasar, con temas como What If (What if there was no light/ nothing wrong, nothing right... [...] What if you should decide/ that you don’t want me there by your side...), Fix You (When you try your best but you don’t suceed/ when you get what you want but not what you need...), A Message, Low, y la hermosa pero terrible The Hardest Part (And the hardest part was letting go/ not taking part... [...] I could feel it go down/ you left the sweetest taste in my mouth...). No menciono los otros temas porque no hace falta, seguro ya se entendió la idea. Todo el disco es así, y si no se te mueve el piso aunque sea un poco, es que simplemente no le has puesto suficiente atención. Y, honestamente, no sé si recomiendo ponérsela. En una de ésas te gusta... Y ser adicto a algo nunca es bueno.

A pesar de lo anterior, o quizás justo por ello, quise escoger UN tema de este disco para compartir con ustedes. De verdad que me resulta difícil elegir entre tanto sentimiento contradictorio que se me despierta con cada track del X&Y, así que le di bastantes vueltas . Finalmente me decidí por el hidden track: Til Kingdom Come. La idea original era que lo cantara Johnny Cash; se entiende entonces el estilo del tema, que es totalmente distinto del resto del X&Y, pero que a Johnny Cash le hubiera quedado que ni pintado. Lamentablemente, Cash murió en septiembre del 2003, cuando Coldplay todavía no había empezado a grabar el disco (se metieron al estudio en el 2004). De todas formas, no cuesta nada imaginarse a Johnny Cash poniéndole la voz a este track. Lo elegí por eso, y por la letra, y la música. Este tema es de los que hacen que El Colgado siga estando ahí. Abajo está el link; escúchenlo mientras leen la letra, y compartan este tema con él.


http://www.goear.com/listen/fd0616b/Til-Kingdom-Come-[Hidden-Track]-coldplay

Steal my heart and hold my tongue.
I feel my time, my time has come.
Let me in, unlock the door.
I've never felt this way before.

The wheels just keep on turning,
The drummer begins to drum,
I don't know which way I'm going,
I don't know which way I've come.

Hold my head inside your hands,
I need someone who understands.
I need someone, someone who hears,
For you, I've waited all these years.

For you, I'd wait 'til kingdom come.
Until my day, my day is done.
And say you'll come, and set me free,
Just say you'll wait, you'll wait for me.

In your tears and in your blood,
In your fire and in your flood,
I hear you laugh, I heard you sing,
"I wouldn't change a single thing."

The wheels just keep on turning,
The drummers begin to drum,
I don't know which way I'm going,
I don't know what I've become.

For you, I'd wait 'til kingdom come,
Until my days, my days are done.
Say you'll come and set me free,
Just say you'll wait, you'll wait for me.



Más sobre esta entrada:


http://www.coldplay.com/ (sitio oficial de Coldplay)

http://www.johnnycash.com/ (sitio oficial de Johnny Cash)

http://en.wikipedia.org/wiki/X%26Y (X&Y en Wikipedia)

http://en.wikipedia.org/wiki/Johnny_cash (Johnny Cash en Wikipedia)

http://en.wikipedia.org/wiki/Coldplay (Coldplay en Wikipedia)

Links sobre Christina y su mundo.

http://www.moma.org/collection/browse_results.php?object_id=78455 (página de Christina's World en el MoMA, Museum of Modern Art en New York)
http://en.wikipedia.org/wiki/Christina%27s_World (Christina's World en Wikipedia)
http://www.andrewwyeth.com/ (página oficial de Andrew Wyeth)
http://en.wikipedia.org/wiki/Andrew_Wyeth (Andrew Wyeth en Wikipedia)

sábado, 19 de septiembre de 2009

El Mundo de Gaby.


A modo de introducción a este mi recién creado blog, presento este cuadro; siempre me ha gustado mucho. Se llama "Christina’s World", nótese la mayúscula. Autor, Andrew Wyeth. Es un cuadro muy simple, ¿verdad? Creo que la combinación del cuadro con el título que lleva es lo que me seduce. El truco del arte, lo que para mí lo hace tan fascinante, es el espacio que entrega para la proyección. El artista hurgó en su mundo interno y, con más o menos trabajo, extrajo de él cierta imagen. Entiéndase imagen en un sentido amplio, no necesariamente visual. Tanto da que sea una pintura, una sinfonía o una mancha de tinta negra en un papel blanco. Está ahí, y ahora tenemos que interpretarla. Así que nos volcamos a nosotros mismos en los resquicios y los espacios creados por la imagen, en un esfuerzo por darle una cohesión y un sentido. Siempre me ha llamado la atención esta expresión, dar sentido a algo. Parece que entender esta imagen no es suficiente; tenemos que sentirla, y es más, la calidad de ese sentimiento es algo dado, algo que nosotros le entregamos a la imagen. Los sentimientos son algo absolutamente personal, ocurren en la intimidad de nuestro espacio interno, y no están presentes en la imagen más que de manera sugerida. "Antes de mirar este cuadro, por favor póngase este par de electrodos en las sienes, que estimularán su nucleus nostalgicus en el momento en que sus ojos capten la imagen". No es así, ¿verdad? El nucleus en cuestión que resulte estimulado es cosa absolutamente nuestra. Por supuesto que hay imágenes que vendrían siendo el equivalente al gesto de llevarse la mano a la boca para indicar que se quiere comer: cuasi universales. Eso explica la idea de arquetipo. Pero, en últimas, el sentido que le damos a la imagen es el resultado de un proceso de interacción entre ésta y nuestras propias imágenes internas. Hemos cogido esta imagen, procedente del mundo interno de otro, y la hemos bautizado con nuestro lenguaje y sentimientos propios. La hemos importado, la hemos convertido en parte de nuestro propio mundo.
Eso hice yo con Christina’s World. No es que solamente me guste, más bien me identifica. Lamento ser autorreferente; por lo mismo me resistí durante mucho tiempo a tener un blog. Soy terriblemente consciente de la existencia del Mundo de Gaby, esta especie de dimensión paralela en la que existo, y habitualmente no la expongo a la ligera; simplemente, temo que el roce con el mundo real estropee su contenido, tan valioso para mí. Pero en el último tiempo he llegado a sentir que, a pesar de que mi burbuja personal es bastante cómoda y segura, a veces puede ser bastante alienante también. Como me dijo un amigo recientemente, el problema del Mundo de Gaby es que no es interactuable (palabra inexistente según la RAE, pero lo suficientemente autoexplicativa como para ser utilizada aquí). Soy bastante consciente de eso también, pero hasta hace poco no se había convertido en un problema real. Ahora sí que me estoy sintiendo colgada. Me doy cuenta de que me es imprescindible compartir(me) con otros; es una necesidad que no puedo soslayar, aunque en ocasiones estaría encantada de poder hacerlo. No debo exagerar; tampoco soy tan evitativa, tan tímida, tan cerrada, tan insegura. Pero sí lo suficiente. Así que bueno, ayer estuve de cumpleaños, y como parte de mi proceso actual, decidí que el regalo que me iba a hacer a mí misma era este blog. Es más sano escribir en él que hablar sola. Mi idea es ir tomando algunas de mis muestras de arte favoritas (entiéndase arte en un sentido amplio, por favor), y usarlas como portales interdimensionales entre ustedes y yo. El objetivo final es no estar tan colgada. Ojalá lo disfruten. Como dice el motto de otro blog que visito a menudo, mire sin compromiso, y si le gusta, vuelva. ¡Ah! Y postee.